ESTA OBRA FUE PRODUCIDA CON EL PREMIO S 2009, EL FONDO NACIONAL DE LAS ARTES Y PROTEATRO

24 de octubre de 2011

11 de octubre de 2011

PALABRAS DE ESPECTADORES

Ante todo felicitaciones!   
Tu obra, tu creacion, es increible, hermosa y muy dulce. Sali literalmente derretido:  los actores, los personajes y la dulzura y tension de cada momento. Me enamore. Sali con una sensacion fuertisima en el pecho y por eso no podia irme sin darte un abrazo de agradecimiento por haber compartido esta obra.  Gracias. 
Has creado algo sumamente bello y sutil, y debes saberlo.   
Una critica desapegada puede ser la de mis sobrinas (15 años) que no tienen experiencia en teatro y son muy cortas de palabras. Me dijeron: "Me gusto mucho", "No se como hicieron para hacer la obra con tan pocas cosas", "Me imaginaba todo" y la ultima (quizas por esta cultura televisiva que tienen) "pense que iba a pasar cualquier cosa al final, que iba a terminar mal".   
Esa ultima frase es la que mejor te halaga. En su propio lenguaje mis sobrina quisieron decir que habia tal tension dramatica que cualquier cosa era posible. Ese beso - freaking beso - era cuestion de vida o muerte.  Y eso es el buen teatro, cuando algo se juega a fondo, cuando algo cobra su valor real: vida o muerte.      
Luego, mi piropo para tu obra es que - si escribiera - te entregaria con tanto gusto un texto mio...  Tu mirada, minimalista y romantica me lleno. Gracias!!. 
Nuevamente FELICITACIONES.     
Tu obra es muy bella.  
Hernán Sosa

10 de octubre de 2011

PALABRAS DE ESPECTADORES

HOLA VERONICA, TE FELICITO Y FELICITO A TODO EL GRUPO HUMANO DE LA BOTICARIA. HERMOSA ADAPTACION, BELLA Y SENSIBLE.
ME ENCANTO EL RECURSO DE OSCURIDAD Y NARRACION DE LOS ACTORES, ME HICIERON SER ACTIVA COMO ESPECTADORA.

Los felicito además, porque no obviaron el silencio, se atrevieron a que el silencio sea parte de la accion (hoy que tanto el ruido sumado al vertigo nos aislan).
Quizas algo de lo que me dejo la obra sea ese momento unico que dejamos pasar, que ansiamos pero que a la vez nos imposibilitamos de vivir.
Gracias por esta obra y por tu sensibilidad.
Contrariamente a otras puestas de Chejov que ultimamente he visto, y que han recurrido a la violencia, en tu obra habia violencia (solapada) pero privilegiaste la mirada femenina, y eso me encantó.
Felicitaciones nuevamente. Es bueno saber que existen hermosas y dignas directoras de teatro!
Armenia Martínez

CRITICA REVISTA ALREDEDORES


La boticaria no se puede dormir

En un pueblo donde la rutina es la misma calma, la boticaria no puede dormirse debido al calor. Dos hombres la ven y deciden entrar a la farmacia a verla, con cualquier excusa. Así comienza una obra que busca emocionar a partir de la sencillez de la vida cotidiana. Una noche como cualquiera donde nadie volverá a ser igual.
Por Luciano Sáliche – l.a.saliche@hotmail.com

No hay en el mundo nada bueno que en su origen no contuviera una infamia. Esta es la frase de Antón Chéjov, dramaturgo de la obra, que aparece en el folleto cuando uno se sienta a ver La Boticaria. De esta manera nos adelanta que nos encontraremos con un teatro que poco dista de relucir finales felices.


La Boticaria es una obra dirigida por Verónica Mc Loughlin que recrea el cuento de Chéjov adaptándolo a una actualidad no tan distinta. Cuando muchas veces los choques generacionales se preguntan por las emociones de las personas y qué ha sucedido con estas luego de los avances tecnológicos, en esta obra se puede encontrar una respuesta. Porque muchos de los malestares individuales continúan siendo los mismos y es así como la soledad y el miedo al cambio ocupan ese rol.

La historia transcurre en un pueblito y es aquí donde el factor atemporal muestra sus frutos. Dos muchachos que salen a altas horas de trabajar transitan por las calles vacías y oscuras. Una luz en un balcón los sorprende. Hay una muchacha muy bella que, con mucho tedio por el calor, no puede dormirse. Ella no los ve, pero ellos sí. Junto a ella hay un hombre durmiendo, un hombre mayor. Debajo del balcón hay una farmacia que según parece, la muchacha es la que la atiende. Junto a la puerta un cartel que dice “toque timbre”. Así los dos muchachos buscan una excusa para que ella baje y los atienda. La querían ver, se habían quedado fascinados con su belleza. Así comienza la historia.


Tres personajes bien armados en un escenario prácticamente desolado, casi sin escenografía. En un principio los textos son hablados por los actores que con las luces apagadas pintan el paisaje. Todo oscuro y las voces que dirigen la imaginación. Como si hablaran con un lápiz que traza los contornos del escenario. Luego, comienzan las acciones.

La Boticaria es una obra que parte de los acontecimientos fortuitos de personas comunes. No se pretende contar una historia exótica y alucinante. Más bien, se busca inmiscuirse en los anhelos personales de personajes representativos que pudieran ser cada uno de los espectadores. Porque es a partir de una simple situación ordinaria de una noche de verano típica en un pueblo, que el encuentro de estas personas va a generar un quiebre en cada una de sus vidas. Nada volverá a ser igual porque luego de esa noche, el sueño personal de cada uno de los tres se habrá modificado.

Las actuaciones acompañan perfectamente un texto precioso. La adaptación de la obra es muy precisa. La Boticaria genera todo lo que se propone, ilusionar al público con que las grandes transformaciones y cambios de las personas surgen de situaciones sencillas de la vida cotidiana. Una obra imperdible que deja una hermosa sensación a los que desean cultivar y acariciar un espíritu sensible.

PALABRAS DE ESPECTADORES

Sutil.
La obra sutil. El texto, la actuación y la dirección. Muy hermosa. Me quedé con esa sensación de cómo pierden la batalla las palabras cuando uno les pide que expliquen la alquimia de las sensaciones.

Para mí, la obra es ese momento en que alguien muy atravesado por el carácter realista de las cosas te pregunta provocándote: "todo muy lindo pero ¿y?, ¿qué pasó?" y uno sabe y La boticaria responde: "no pasó nada y pasó todo".

Me reí cuando me identifiqué con lo tosco del afecto, transité el encierro de la costumbre y también los olores y el pecho de lo imprevisto.


Valeria Fadel

Reflexiones de un lunes feriado

Tengo ganas de escribir. Y se me ocurrió hacerlo aquí. Porque tengo ganas de escribir para ser leída por alguien. Aprovecho entonces este espacio que yo misma genero. Y además porque tengo ganas de escribir sobre el teatro y sobre La Boticaria, y entonces creo que este es un buen lugar. Un buen hábitat para estas palabras.
Hace poco volví de un viaje. Corto, pero intenso, a México. Fui a un festival de teatro, donde participé con una obra que estoy dirigiendo que se llama Una mujer que no duerme. Fue la primera vez que viajé fuera del país con una obra mía. La primera vez que me sellaron el pasaporte. La primera vez que volé tanto tiempo. Tuve que cambiar la hora cuando llegué allí.
Hablé mucho de teatro, del teatro que hago aquí en Buenos Aires. De los modos de producción. De la manera de agruparse. De nuestra manera de trabajar. Digo nuestra en relación a los equipos de trabajo en los que participo.
Y hablar tanto sobre eso me hizo pensar mucho. Y viceversa. Y también revisar mucho las maneras de trabajar.
Me di cuenta que me gusta lo que hago, cómo lo hago y con la gente que lo hago. Que acuerdo en el modo en que tenemos de armar un proyecto y llevarlo adelante. Pero que no acuerdo con que cueste tanto.
¿Por qué hacemos teatro así? ¿Por qué siento tantas ganas de hacerlo cuando las condiciones son tan adversas? Supongo que las condiciones adversas son parte de que tenga tantas ganas de hacerlo, también. Dialéctica.
Pero no miento si digo que tengo ganas de que las condiciones sean más amigables. No, amigables no. Más justas.
Sí, hablo de políticas culturales, de apoyos institucionales, de accesibilidad a los medios de difusión.
Hablo de que si no hay dinero, entonces que existan otros elementos que faciliten el trabajo de quienes hacemos teatro con responsabilidad y dedicación.
Cada vez más confirmo la actitud militante de esta tarea. Militante en cuanto a defender un proyecto porque se cree en él. Y va la vida en esta creencia. Y con vida me refiero a vida cotidiana: a tiempo, a energía, a cuerpo.
Deseo mucho que sea mas fácil hacer lo que hago, y lo que hacemos tantos otros.
Estoy perdida en cuanto a la forma. Entiendo además que estoy en una ciudad en la que hay mucho teatro, muchas obras, muchos artistas, muchos espacios. Y que la oferta es amplia. Ojalá que la gran oferta exija calidad en las creaciones. Y calidad en los modos de realizar también.

Reflexiones de un lunes feriado.
Reflexiones luego de una hermosa función de La Boticaria. Y de un hermoso festival mexicano.

CRITICA BLOG CRITICUNDER

CRITICUNDER - Críticas de teatro independiente y comercial -

“La boticaria en El Anfitrión.”


Por: Miranda Trincheri (Colaboradora)miranda.criticunder@ymail.com

Calificación: ★★★★

Dos hombres, una mujer; un cuento, una puesta en escena; Chejov, Mc Loughlin. Luz y apagón, actores y narradores: en esta doble relación aparece la puesta del breve relato de Chejov (muy chejoviano, por cierto) “La Boticaria.”

En su breve pero contundente carrera como directora, Verónica Mc Loughlin parece saber lo que le interesa: un conflicto sencillo, sensible que reposa, y se potencia, con las interpretaciones. Los espectadores atienden a la historia, la anécdota, casi como si la estuvieran leyendo: no hay voz en off, sino en oscuro y son los propios actores quienes narran, y no solo dialogan.

Leerlo tomaría diez minutos; verlo, unos sesenta. Tiempo real: la historia comienza y no se detiene hasta el final. Una hora, una hora en la vida de una persona, de una mujer que vive tranquila y, claro, aburridamente. Dos hombres, un poco hastiados también, van en su búsqueda: irrumpen en su vida y ya nada será igual. ¿Ya nada será igual? Quien haya leído cuentos de Chejov sabe que el conflicto es puro presente, un presente que deviene en puro instante, una historia mínima capaz de marcar un antes y un después sin alterar demasiado el orden establecido.

Como obra de teatro, esta historia cobra sentido y la experiencia de quien la ve es la de haber sido testigo de un capítulo, breve, brevísimo pero quizá indeleble para alguno(s) de sus involucrados. Una pieza para disfrutar de la simpleza potente del teatro que solo con la presencia humana conmueve y moviliza.

http://www.criticunder.com/2011/10/la-boticaria-en-el-anfitrion.html

PALABRAS DE ESPECTADORES

Me gustó de la obra porque por un lado pasa lo que pasa, y ademas está todo lo que uno se va haciendo en la cabeza de lo que "puede llegar a pasar", como si hubiera dos dimensiones. A ella (boticaria)  parece que la pueden violar, o matar, o cuando el Viejo se va al baño que puede matar al marido, por eso ellos (el joven y la boticaria) miran constantemente atras... y parece que se va a dar una historia de amor, pero al final...
Elena Urrez

5 de octubre de 2011

CRITICA VIENDO TEATRO - HABLAN LOS ACTORES


sábado 1 de octubre de 2011
La Boticaria



El viejo y el joven son técnicos de una producción cinematográfica 
que ha tomado un pueblo como locación de rodaje y con la excusa 
de curar una torcedura de pie, se cuelan en la casa de la boticaria del pueblo, 
mientras su marido duerme en la habitación.

Un licor ofrecido por la boticaria a los visitantes es el detonante 
para que la conversación se extienda y los intrusos se instalen en la sala. 
Siempre está la impresión que algo va a suceder, no se sabe si malo o bueno. 
En tanto banales conversaciones se van afectando dos paralelas muy marcadas: 
la inocencia y solidaridad con el oportunismo y picardía; 
sin embargo las únicas víctimas parecen ser los sentimientos, 
una historia de amor que se me aparece escabullida entre la ilusión campesina 
y la desesperanza citadina.

La escena se explora desde el código lumínico, los espacios e intenciones de los personajes 
se van abriendo y desarrollando cuando la iluminación les da su oportunidad; 
mientras que los momentos de oscuridad, a manera de elipsis, 
sirven para relatar en off ciertas acciones que revelan a los personajes.

Una interesante investigación escénica por parte de la dirección 
y los actores provocan atraer con una historia sencilla y profunda, 
algo nada fácil y conmovedor cuando se efectiviza.

UN MINUTO CON LOS PROTAGONISTAS



Ficha Artística
Autoría: Verónica Mc Loughlin
Actúan: Francisco Espinal, Marianela Iglesia, Mauricio Minetti
Diseño de luces: Matías Iaccarino, Carolina Rolandi
Dirección: Verónica Mc Loughlin


Teatro Anfitrión
Venezuela 3340 - Buenos Aires - Capital Federal
Entrada: $ 50,00 y $ 30,00 - Domingo - 18:30 hs